Luz Piedad

Como todo en la vida, llega un momento en el que decimos que esto no tiene porque ser así, que ya no aguanto más, que tiene que haber otra manera, y desde lo más profundo de nuestro ser hacemos ese llamado esa petición de ayuda a esa otra cosa. 
 

Parecía estar muy enojada conmigo misma y ese fue el reconocimiento que hice que el problema estaba en mí que parecía ser yo la del problema, no los demás y que tenía que hacer algo al respecto. 

 

Pues era yo la que estaba enojada con todo el mundo me peleaba con todos y mandaba a comer de todo a todos. 

 

Un día fui a la peluquería, y en la conversación con mi Peluquero le dije que realmente todo estaba en la mente.

Esa palabra “todo está en mi mente” hizo click en el Peluquero Y empezamos hablar de unos seminarios que habíamos “ casualmente “ hecho,  andábamos en el mismo lugar pero parecía que nunca nos vimos hasta ese día en la peluquería. 
 

Me preguntó si me gustaron los seminarios, le dije que me habían encantado, me respondió: si te gustaron te voy a mostrar otra cosa que te va a dejar con la boca abierta. 
 

Y me empezó hablar de un curso de Milagros, aunque no me dió mucha explicación, solo me dijo si te gustaron los seminarios haste al libro 📖. Y pues lo compre. 

 

Después de hacerme a él y que lo empecé a estudiar por “mi cuenta” pues en ese momento no sabía pedir ayuda al Espíritu Santo a la hora de estudiarlo. 

 

Parecieron surgir muchas situaciones que a la vista de muchos parecían difíciles pero para mí parecían normales, hoy sé que el espíritu Santo siempre fue el Guía, el acompañante y que nunca estuve sola, aunque en ese momento parecía no comprenderlo o saberlo. 

 

Aunque no comprendía mucho al principio el texto, nunca me rendí siempre dije este libro tiene muchas páginas este mensaje es hermoso y esto lo tengo que entender por eso desde hace 10 años me acompaña y me acompañará. 
 

Después empecé a buscar maestros que facilitarán el curso y estuve casi dos años en una clase semanal pero aprendí que para comprender el mensaje había que estudiarlo y enseñarlo ycompartirlo y así empecé a compartirlo por Facebook, después de un tiempo forme un grupo en mi casa, después vino la pandemia y ahora nos reunimos por zoom. Gracias a la consistencia al deseo de estudiar y compartir y gracias a Dios Cada día me siento más en paz, siento el amor que me rodea por todas partes y se han eliminado de mi mente muchos conceptos erróneos que alguna vez creí y me compré de la religión. 
Hoy me siento más libre, feliz Y con un propósito firme de seguir extendiendo el curso, practicando, enseñando, experimentarlo, y vivirlo. 

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Así que te invito a esto a estudiarlo y enseñarlo. 
Pues si lo quieres aprender, enséñalo.