Oscar Gómez Díez

Después de hacer un largo recorrido en mi vida personal y laboral, después de estudiar y practicar diversas tradiciones espirituales, y después de estrellarme en diversos conflictos de pareja, familiares, políticos y laborales, sin lograr resolver ninguno de forma satisfactoria, me encontré con Un Curso de Milagros. Más bien podría decir que el Curso de Milagros se encontró conmigo, me buscó y me acompañó a lo largo de muchos años, fue una relación intermitente y evasiva de mi parte.

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La primera vez que escuché hablar del libro fue en los años 90 del siglo pasado. Mi primer ejemplar del libro lo compré en el año 2001, lo estudié como un libro más y lo dejé, en el 2003 lo retomé y nuevamente lo dejé. En el año 2010 lo volví a estudiar y practicar, volviendo a completar su libro de ejercicios y su texto, y nuevamente lo dejé. Mientras tanto, estudiaba y practicaba otras tradiciones espirituales, fueron muchos rituales, purificaciones físicas y energéticas, análisis comparado de diversas tradiciones, a la vez que fui testigo de los conflictos emocionales y peleas internas de quienes hacían parte de dichas organizaciones, lo que cuestionaba sus postulados.

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En el año 2016, después de verme involucrado en un fuerte conflicto laboral, me di cuenta, más bien confirmé, que el trabajo de deshacer el ego es permanente, que no basta leer y comprender un tratado espiritual por completo que sea, y aunque él Curso, sí que lo es, no es suficiente leerlo, si no me mantengo alerta a favor del amor y del perdón. Después de comprobar mis dolorosos errores, retomé el Curso, con el propósito de aceptar definitivamente su amorosa compañía. Y desde ese momento no he soltado al Curso o el Curso no me ha soltado a mí, que es lo mismo que decir, que he aceptado al Espíritu Santo como mi único guía, al amor como mi única fuente de inspiración, y al perdón como la llave que me ha permitido sanar mis conflictos, mis problemas y preocupaciones.

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He aprendido la lección de intentar hacer las cosas por mi cuenta, sin tener en cuenta al Guía del Amor en mí. Quizás necesitaba hacer un largo recorrido para finalmente llegar a donde tenía que llegar. Todo fue necesario y perfecto, todo lo aprendido antes de conocer el Curso, todo lo aprendido durante todo el tiempo que el Curso me ha acompañado pese a que yo no lo aceptaba plenamente. Todas las experiencias que tuve antes y durante, fueron necesarias, para reconocer que este es un Curso obligatorio, que mi libre albedrío, solo determina cuando decido perdonar definitivamente. Pues cuando perdónanos a medias, el ego revive una y otra vez y la oscuridad nubla de nuevo nuestra vidas, y entonces el amor pareciera que se escurre de nuestras manos. Tenía que detenerme y tomar una decisión. Esa decisión me tiene aquí, compartiendo mis experiencias y reflexiones, perdonando, sanándome y ayudando a sanar a quienes deseen sanar.

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Quiero agradecer de todo corazón a todos los que me han amado y apoyado, a todos los que me han criticado, juzgado y condenado, sin los unos y los otros, no habría podido llegar hasta donde he llegado y donde llegaré de la mano del amor y el perdón. De todos he aprendido y he perdonado. Todos han sido imprescindibles y perfectos, pues no existen causalidades en un universo que siempre “conspirara” por nuestro bien, para mostrarnos de múltiples maneras nuestro camino hacia la paz, el amor y la felicidad.

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Así que después de estar escribiendo diversos tipos de reflexiones sobre temas espirituales, psicológicos y filosóficos en torno a Un Curso de Milagros, he decidido aceptar la invitación de participar de esta empresa colectiva de amor, aprendizaje y ayuda que se llama Miracle Love en la que se pueden publicar y compartir diferentes reflexiones y aportes de Un Curso de Milagros, desde la experiencia de hermanas y hermanos de distintos países y continentes, unidos en un solo propósito de aprender y ayudar a través del amor y el perdón.

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Me gustaría hacer de este blog un espacio para reflexionar, compartir e interactuar con todos aquellos que se sientan motivados a explorarse internamente, sanarse y ayudar a sanar a quienes dejan que su corazón abra las puertas al amor, mientras desalojan todos sus miedos y demás emociones que lo oscurecen. Si algunos /as se sienten identificados con este compartir, podemos ir construyendo una comunidad de servicio en el amor y el perdón, pues habremos concluido que tú eres yo, y yo soy tu, y ambos somos Amor.

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Bendiciones

Oscar Gómez Díez